domingo, 26 de julio de 2015

EDAD    PERDIDA



…porque no tengo edad para nada.
Acaricio el silencio, envolviendo mis sentidos;
dibujo tu contorno y me introduzco en su interior,
todo me embriaga, anudándose en mi alma


Quisiera permanecer un poco más aquí, contigo,
pero no es posible, y aire se me escapa…
…una rápida fugacidad eclipsa tu sombra,
y, es que no tengo ya edad para nada


Tus ojos, puro hechizo, invitan a rozar el cielo,
-todo un misterio- ¡ojalá por ellos pudiese mirar…!.
Y debo marchar, aunque aquí estoy bien…
¡ojalá por ellos pudiese mirar!.



miércoles, 22 de julio de 2015




                        B U  R  K  A



Tenía toda la pinta de un diario, aunque su presentación dejara mucho que desear. Sus cubiertas no estaban acabada en piel fina, ni tampoco poseía cierre con llave, e igualmente, no lo guardaba de incógnito en ningún lugar secreto. Con ese cuaderno vulgar y de andar por casa, tan solo pretendía amarrar con un pellizco la memoria, sujetar de algún modo aquellas palabras envueltas en sueños delicados.
     Su alma anhelaba y esperaba intensamente cualquier vocablo expresado. Cada letra le parecía que expresaba una huella  que le oprimía el alma, procurando ofrecer un sentimiento puntual. Aguardaba con impaciencia cualquier comunicado. Todo aquello llegó a parecerle extraño pero no le llegaba a incomodar, temiendo incluso que desapareciera por cualquier razón ajena a su voluntad. Pero era cierto que estaba sorprendida por el desarrollo de los acontecimientos...
    Apresó aquellas palabras en un cuaderno barato, de tapas azules con una cartulina de baja calidad, custodiado en su lomo por unos gruesos espirales de alambre plateado, engarzando las numerosas hojas albinas que lo conformaba. Desconocía el principio y final de esa historia, por cuánto tiempo se iba a prolongar, o si debía cuidar la letra con el pretexto de que pareciera aún más envolvente. Deseaba tenerlo todo coleccionado. Lo único que tenía claro, es que ese enlace, le invitaba a formar parte de una posible opción de entendimiento... Con toda posibilidad, él, era lo único que no investigaba, su teléfono móvil.
     La historia comenzó porque la casuística así lo tramó ya hacía un año, e igualmente por un capricho más que otra cosa, ella empezó guardando aquellos escuetos mensajes entre aquellas páginas, que con lentitud iba rellenando. Le agradaba consultarlos... le  hacía bien a su soledad. Quizás por ese sentimiento tan acuciado, que desde hacía tiempo le estaba minando el alma, se sentía torpe... le costaba resolver situaciones que para ella eran toda una primicia.... Imaginaba que con su actuación, lo podía ofrecer aspectos positivos a Isabel. Persona sencilla y discreta. Regalaba con sutileza un glamour -secreto-, que la convertía en un ser atrayente por sí sola, más con su mirada, te inducía a una especie de hechizo.
      Abandonó su religión madre por convertirse a la árabe, error que lamentaría durante todo el calvario vivido. Vestía con atuendos al más puro estilo europeo, pero sus frases desnudas y sus gestos blindados de timidez, no eran sino, que la poderosa presión a la que  se veía sometida.
      Aquellos correos breves los permitían estar en contacto, aunque a Estíbaliz algo le angustiaba… Quizás la ansiedad por perder ésa relación tan inesperada y secreta, le provocaba precipitar, y a veces fracasar, el escaso contacto que pudieron establecer. Con prontitud tal vehemencia, se transformaría en un resquemor insaciable a cualquier explicación. Estívaliz estaba al tanto de ése entorno complicado en el que vivía Isabel. Con apenas unos pocos meses, ya se percató de este ambiente hostil.

            Su esposo se encargaba de la educación del  bebé, de su traslado a la guardería; él efectuaba las compras, él realizaba los trabajos menos agradables de la casa donde residían…él subrepticiamente ordenaba silenciar con perspicacia toda palabra que no se ciñera al saludo familiar… Era ingeniero. Al parecer ocupaba un puesto importante en la reciente creación de un campus universitario. Estívaliz entendía y silenciaba cualquier circunstancia. Consideraba que esa no era batalla suya y como en otras ocasiones, aquello se podía traducir en problemas. A veces ella, se enojaba  por su comportamiento, preguntándose repetidas veces porque tuvo que entablar conversación con sus ojos, o porque aceptó el número de teléfono móvil, engendro de los correos furtivos. Reconocía que el final de todo estaba próximo, y que Isabel habría irrumpido en su inestable vida como una deflagración inesperada. El brillante profesional empezaba a perder la calma, se le apreciaba más vacilante e irascible. Pasó de ser, del vecino extranjero amable y cortés, a una persona cabizbaja y propensa al mutismo…A partir todo ya todo empezó a recorrer senderos diferentes. El marido de Estívaliz también reconocía no saber encajar ciertas piezas en ése puzzle tan peculiar. Isabel se comunicaba menos  con su vecina de enfrente, y porqué no, ella también lo agradeció. Pensaba que no era acertada esa amistad enfundada en un burka invisible… con las manos atadas mal se podía remar. Empezaba a captarle su atención y cariño… un afecto comprometido a una envoltura opaca y velada.




                           PUERTO
                                        
     
…y no tendrás puerto donde atracar.

Cuando gires tu rostro no estaré,
cuando avistes albo tu pelo,
tu piel prieta por falta de roce
y no sepas mover las piezas del ajedrez…

No tendrás puerto donde atracar.

Tu mente volteará enloquecida
por las ausencias y el asiduo crujir de dientes,
por tu luna y los rumores de tu sombra…
porque el amanecer oscurecerá temprano

No tendrás puerto donde reposar.

Cuando el amor ya no remueva tu existir,
nadie se desbarate por abrazarte,
ni con la mirada supliquen, “¡ven, acércate!”…

... ya no tendrás ningún puerto donde yacer.


domingo, 19 de julio de 2015

Imágenes integradas 2        

                  ANIUSKA


Su nombre es Aniuska. Aniuska Doblepé. Desconozco su procedencia, nunca me ha dicho de dónde es, ni yo se lo he preguntado... aborrezco las preguntas con hilo, los interrogatorios. Rostro delicado y bondadoso. Es de esas personas que con una sola mirada o una suave caricia cubriendo sus palabras, usurpan de un soplo los sentidos de quien la rodea. Recubierta por un glamour envidiable. Posee un ángel perpetuo adherido a su halo invisible. Le surca y custodia cada intersticio con disciplina militar.
Es profesora. Profesora en una academia del centro de la ciudad. La conocí en el transcurso de una charla de bienvenida en uno de esos cursos avanzados donde, en pocos meses y desmesuradamente, puedes conseguir una titulación. Escuchaba con atención sus vocablos convincentes y decididos. Ciertamente ponderaba todo esto con el desagrado que ofrecía aquella clase improvisada, albina y con una sensación gélida. Tras la dialéctica persuasiva y razonada, convenció sin demasiado esfuerzo a todos los asistentes, disipando metódicamente las dudas que surgían.
Dado el carácter extrovertido y experimentado de ella, conectamos más profundamente. Hizo más fácil mi andadura. En todo momento mantuvimos por frontera la discreción y la reserva de cada una de nosotras. Mi ingenuidad siempre estuvo protegida por un salvavidas frente a su cordura de los aspectos mundanos. Yo siempre permanecía encubierta y sumergida como campo de arroz, ante su sabiduría y prestigio. A veces me he encontrado perdida en vericuetos complicados, y Aniuska me ha prestado su colaboración, reflotándome como submarino que emerge para abastecerse.
Su forma de ser, su fortaleza psíquica... arrasaba con toda la entereza que su semblante le sugería. Mi inseguridad con el mundo de fuera provocó que la estancia allí hiciera la permanencia más llevadera en todos los sentidos.
Sin reconocerlo, su ente me atrapó porque las dos, secretamente y en silencio, poseíamos algo en común... y sin inventar excusas, fue relatando cuanto le incomodaba y apretaba en la garganta. Sus historias con regusto ingrato, la violación de los derechos propios, me aturdían.
Por un tiempo anduve absorta, el filo de sus palabras quebrantaba sin duda el estupor. No sabría explicar... No se puede vencer a un huracán en su máxima virulencia y solicitarle cordura y clemencia a la vez. Yo lo sabía ya que a veces ella me recordaba a mí...porque en situaciones arbitrarias o inconexas, con un punto despótico rozando los mismísimos cielos, él retorcía su ingenio hasta cumplir sus aspiraciones, con firmeza. Buscar y buscar... que si pretende humillarme... que si vejarme... ¡que sí, que sí, que lo consigue!... Objetivo cumplido, otro día destrozado, hecho añicos, cual espejo con una pedrada.

Y continúas viviendo, sola o mal acompañada: por los hijos, por tu familia, por una misma. Y prefieres salir de casa en cuanto tienes oportunidad o él te lo permite, con o sin apetencia, con o sin motivos. Respirar y oxigenarte. Copar la mente con actividades que te seduzcan e inviten al olvido, aunque solo sea temporal. Porque de vuelta a casa, después, al día siguiente, en otro momento... empezará donde lo dejó. Porque lo sabes, y eres capaz de reconocer que no estás enferma como él. Y un único deseo te embarga el sueño, vivir... a veces ella me recordaba a mí. 

                            

                             ESTRELLA DE ÁNGELES  BAMORE

sábado, 18 de julio de 2015

                    EVA


Estacionada en el interior de una pequeña isleta – dibujada con su propósito sobre  el asfalto- como de costumbre, en una calle no muy céntrica, leía –como de costumbre-. Esperando la hora de recoger a los chicos de la escuela. Retiré por un momento los ojos del libro ante la presunción de tener otro vehículo en mis cercanías.  En su interior una joven me gesticulaba su mano como queriendo averiguar algo. Pero no conseguí desentrañar nada, así que me indujo sin más preámbulos, a abandonar mi asiento y aproximarme hacia ella… -¿Te puedo ayudar? Le pregunté interesada. - Sí por favor. ¿Me puede indicar dónde hay un estanco? – dijo                ¡Madre! Pensé. Si yo sólo estoy de paso por esta zona. La transito a diario, pero conozco poco… Comencé ofreciéndole unas embrolladas indicaciones. Recordaba haber visto uno, si bien, en ésos momentos… ¡Sí! Ya. Lo único que era bastante complicado llegar hasta allí por las  eternas obras del “Metropolitano”. Pero aquello no bastó, pues no se me ocurrió otra cosa que invitarla a proseguir con la búsqueda en su vehículo, aunque ahora conmigo dentro. Ya en el interior, se lo aclaré con más precisión… “y como el estanco  está muy cerca del cole de mis hijos, te lo enseño y yo ya me voy…” En una primera visión, descifré una nebulosa confusa adueñándose de su cabeza, apreciando que asimilaba con rapidez mi respuesta.  Apartó unas pertenencias apoyadas en el asiento del copiloto y dijo que subiera.         Comprendí ya acomodada, mi imprudencia, pero era tarde para rectificar.  Entablamos una primera conversación sobre el tráfico reinante.  Mientras ella circulaba, yo le iba indicando el camino. Recuerdo soltarle una expresión rara, complicadas al ciudadano de a pie – a veces me salen-, que en  primera instancia, le hizo recapacitar; después se le relajaron sus labios lentamente…  Me agradó su sonrisa, ofrecía más datos de su persona y sobre aquel encuentro,  tan fugaz como atrevido.  Su semblante en general, despedía una mezcla de timidez y seriedad… y quizás asombro.  En el lugar donde detuvimos el coche, no había rastro del establecimiento citado.  Bajé la ventanilla y  pregunté por su ubicación a un chico que permanecía de pie en la acera. Al aproximarse a nosotras pude recrearme efímeramente en su aspecto. De actitud tranquila, ojos verdes y buena dicción. Nos ofreció, entre duda y obnubilación, -las obras dificultaban el trazado lógico y el entendimiento –, el recorrido que debíamos seguir para culminar el propósito. Empezamos a rodar con lentitud. Hice un comentario hacia nuestro colaborador ejerciendo un inciso picante y morboso de su aspecto. Ella me respondió, balbuceante y temerosa “…hace mucho que abandoné ese camino…, ahora soy otra…, me costó mucho aceptarlo…” No le dí la mayor importancia y le respondí que si estaba bien y conforme con su elección, que nada debía preocuparle… La afluencia de vehículos continuaba inundando las calles y la cordura, pero en una última pretensión, conseguí concentrarme en lo que debía hacer.  Nos intercambiamos e-mails por sugerencia suya. Llegamos al lugar oportuno, y le indiqué donde debía detenerse… Marché presurosa, con quizá una dosis de frialdad en la despedida. Al alejarme no quise mirar hacia atrás, el camino  aún era largo. Ahí se bifurcarían nuestros destinos…


       

               
                     “La mejor enfermera”


                 Desde corta edad estuve afectada por diversos agravios en mi vida. Comencé con una terrible enfermedad, o por lo menos a mí por aquel entonces me lo pareció. Con casi ocho años comenzó el suplicio de la fiebre en cotas altísimas, dolores articulares y la limitación en las actividades normales de mi vida. Crecí con ello. Recuerdo estar con demasiada frecuencia en consultas médicas y salas de hospital.
             Evoco como si fuera ayer, la presencia de mi madre con cada respiración exhalaba, cogidita siempre de su mano… empapada en un tremendo e incomprensible caos emocional. Recuerdo llorar desconsoladamente cuando el facultativo le indicaba a ella un nuevo internamiento para poder realizar las correspondientes pruebas médicas y atajar lo antes posible el mal… afrontar muchas noches con los sudores perseverantes y abundantes que acompaña la extrema calentura, sepultada en abultadas mantas de algodón compartiendo habitación en aquellas estancias donde hasta nos reuníamos cinco personas... Afanarse la enfermera con extrema profesionalidad y voluntad, en administrar lo necesario para intentar controlar esa alta temperatura. Los antitérmicos, sales de oro, y la prednisona constituyeron polizones indiscutibles de mi vida. En el respeto de la noche junto a las sombras del silencio, la recuerdo oír sus silenciosos pasos deambular a lo largo del pasillo. Me suministraba medicación y acarreaba la riñonera metálica cargada de abundantes paños de alcohol en aquellas eternas veladas de guardia, tan sabiamente defendidas como lo hiciera el capitán de un navío.
                   Cuando me encontraba mejor, me levantaba y paseaba por las zonas comunes después de cenar. Desde el pasillo y cerca del control, observaba al personal sanitario como organizaban el carro de los últimos suministros alimenticios por un lado, y el de la medicación por otro. Evoco unas manos impolutas, preparando las dosis en vasitos perfectamente rotulados e identificados -número de habitación y cama- para ser distribuidos sin toparse son la confusión.
Tras el reparto y la ingesta de los fármacos, comenzaba el apagado de luces y en consecuencia, la llamada al descanso. En alguna ocasión, la atmósfera denunciaba un aire enrarecido, ajeno. Su murmullo argumentaba confusión inusitada, más preocupante de lo normal que en otra cualquier noche...
  • La enfermera ha sugerido no salir de las habitaciones, mantener las puertas cerradas y respetar con nuestra quietud, el descanso de los demás pacientes.”


            Ese rumor imprevisto, encajaba con alguna circunstancia excepcional... La mañana siguiente ofrecía respuestas a determinadas incógnitas suscitadas en la víspera. Con toda la discreción posible y la tristeza reinante, se murmuraba el fallecimiento de alguien... La mayoría de los internados ni se percataban de lo acaecido.
Cuando yo obtenía el alta médica, debía hacerme alguna revisión en consultas externas. La organización y responsabilidad en éstas, recaía por entero de la enfermera... Búsqueda de Historias Clínicas, peticiones complementarias, citas, orden de llamada... Toda una estrategia para consolidar el buen funcionamiento en el cuidado de la salud del paciente.
El trayecto de mi vida se fraguó inmerso en el sufrimiento y en la fatídica pésima fortuna. Rinoplastias, intervenciones menores, eventualidades deportivas y un trágico accidente automovilístico conformaron la primera fase de vida.
Sin centros asistenciales, y los verdaderos artífices del seguimiento de la enfermedad, el cuidado de enfermería, nada hubiera progresado de igual manera...







DESOLACION





Años altaneros, sino acuñado
rencores mundanos, fortín rocoso
rumores certeros, fondo boscoso
faz externa, cadalso perpetuado.

Ruedan lágrimas, aciago corazón
como meandros por el río medio,
alma afligida con diálogo nimio…
y el silencio desposó con la razón.

Su ente gélido velaba el enigma
soberbia, juegos, risas, crepúsculo
armazón mordaz su letal carisma.

El alma permaneció desvaída
suscrita a la timidez y al adagio
flor con hojitas si suspiras vida


(Última pieza de Poesía de un itinerario)






CREÍA LLAMARSE AMISTAD


Imaginé construir una gran amistad
pero confundí el sentimiento.
Me topé con su mirada ambigua
y una tentadora sonrisa Mona Lisa
…mis labios ya musitaban amor






EL TODO O NADA



Tras de ti como lobo sobrado de libido
tú me desafías por el todo o nada
poniendo fin a la historia
ocultándote entre la manada.
Triste entiendo la retirada
de dos, solo uno, fuimos amigos






SENTIDO COMÚN



Incansable persigues la felicidad
el amanecer engulle la oscuridad
y el insomnio nocturno avisa…
Hasta no encontrar el bienestar interior
no descubrirás ni por azar el exterior





VIDA



La Felicidad, búsqueda larga
y a veces, duración corta.
Si viniera a mi vida
será siempre bienvenida.
Si de algo me colmara
de amor vivo me eclipsara,
y si alejada se mantuviera
ruego que en escaso tiempo acudiera.





SOLEDAD



Una parte de mi siente nostalgia de ti.
Amarte, abrazarte, tenerte.
Por no adivinar la clave de la armonía,
imperfecta llegó a adentrarse en mis sentidos
y como un lastre, cargo en mi vida.
Vivo seducida por tu recuerdo…
y continúo encajando mi destino






ENLOQUEZCO


 
Dime de que manera puedo olvidarte
acojo fórmula,
acaso la solución no sea olvidarte
sino buscarte.














SIN PALABRAS



Ni siquiera he percibido tu mirada y,
tu imagen da vueltas en torno a mí.


Cuando aún no has surcado tu paraíso
yo ya siento la frescura atravesar mis sentidos.


Y todavía que tu ausencia embriaga la estancia
el deseo de permanencia se desata embravecido.




ESTRELLA  DE  ANGELES  BAMORE  VII-2004







A    TI…
 


Confieso esquivar tu espléndida mirada…

Rebuscar mis palabras al transitar por tu cercanía
y tropezar con la debilidad de mis movimientos…

Que a veces el sosiego de tu voz he procurado,
-con mi llanto interior acosado-.
Que tu presencia me sonroja y enriquece

Confieso luchar sin ganar, pero de frente al dolor
Destituir a mi alma con descarada provocación


           Te confieso que a veces
esquivo tu espléndida mirada…


  


                                          ¿VOLVERAS…?




Tornaste cita tal muro de amparo
reclamo ansío de cuántos soñaba,
así dormida falta sin reparo
la noticia doble brega mandaba


Ojos, voz… leyenda sine preparo
batieron penosas faltas pegadas
más su figura habitará reunida…
¿volverá?, preguntábase mi vida






LUNA NUEVA



Tardío y fiel, estío bajo mis pies

escalada lenta, yedra trepadora.

Mi mente pregunta a las travesías

ebrias de paz y sueños, sueños y paz

Sin noticias, es más cruel el vacío

aún fuerte el pacto, falto por tu ausencia

cerca, lejos, como amor marinero

¿te vas y vuelves?… así llama el eco

Pensé si olvidare de mí el otoño

caída de hojas…invierno seguro

¿en tu mochila pusiste mi nombre…?

Cuando vuelvas, manto de flores, risas

armonía, sutil lluvia de estrellas…

mi retiro lucirá luna nueva





             REFLEXION…



                  Defiendes tu baluarte, sobresales… escoltas fieles
           la juventud y el intelecto te ampara

               Te exhibes porque derrochas un cariño exultante
                ignoras como se mutilan razón-corazón

El paraíso honesto florece cada aurora
arrestos vendrán de ulterior

Abrigados quedan los besos y el pan…
al futuro otros se rendirán y someterán

Presente eclipsado, mañana allende
primaveras oníricas, pasarela al invierno









COMO AMAS…



                        Tal como amas,
                        fiel espejo bruñido
no forjaste embuste, así,
triunfo leal

Que tus empeños no
vuelen del nido
y mi ser enmarañe
el virus mortal

Quietud del alma,
aflijo férreo huido
do paraíso hallares
con su arsenal

Mimarte querría, más,
lo retardé …

y yo de aflojar cuerdas

siempre me acordé



             MARCHASTE



                  Marchaste, mi garganta enmudeció,
                 más asentía tu presto regreso.
                           Y mi piel suspiraba…ocaso espeso,
                         con la fiel escota, mi mente ansió.

                                 El Dios nuestro con tu salud negoció.
                                       Sin saberlo tu Jesús dio más de eso,       
cursando sin consenso tu progreso,
procurando tornar cuánto se le dio

   Ruego indultes si acaso, al frío olvido
       porque enriquecedora es tu presencia,
  naufragio mi ser… resultare perdido.

Y continúa inquietándome tu ausencia,
porque lúgubre mi vida ha nacido
así cedas, veré tu residencia




H U I R



Boca tosca nunca murmuraste amor
acaso, quizás, vocablos truncados,
letras maltrechas en renglones corvos,
eco yermo embriagando fríos lamentos


Disculpas si hubiere inadecuado en mí,
si se revelare gesto embrollado,
o seña tuerta en mi rostro silente…


Huir plantease ante emboscada cruel



SILENCIO



Si lo pienso me asusto
flor que se marchita… pedregal austero.

Me cuelo en tu telaraña incorpórea
tu presencia me enriquece.

El abismo roza mis pies
y el viento murmura tu nombre.

Me achicas la razón; hazme sitio en el olvido…
la tristeza delator anónimo.

Silencio sonidos en mi garganta
imágenes encadenadas se doblegan al recelo.

Corazón sensato, hilvana que hilvana
Laetus separationis est”