L L O R A
Por ser una gran mujer, le hizo
traspasar los límites humanos, a su antojo, según dictaba su corazón enfermizo.
Deseada sí, pero obediente y sumisa,
el instrumento perfecto donde clavar los alfileres de sus derrotas, no más.
Ella implicada (ajena al entramado), lloraba, en ocasiones incluso sin lágrimas
o a través de la sonrisa, con objeto de desahogar el alma, buscar un poco de
paz... Envuelta en toda aquella nebulosa, se afanaba en ahuyentar lo que le
debilitaba la razón.
Madre y dama impecable para todos. Quiso desafíarle ante
semejante carencia de afecto y la incompresible violencia física-emocional que
ejercía sobre su persona: HUYÓ. Gritó..... ¡Basta de celos y egocentrismo!...
Le deseaba junto a él pero nunca a su lado. Ella gozaba de su sombra como única
compañía, reinventaba ilusoriamente la
felicidad pero con sueños del pasado...
Obtuvo entonces el valor necesario para trepar el muro y saltar al
vacío, libre miedos. Dejó tras de sí los repetidos golpes al ya debilitado
cuerpo y las duras condenas impuestas por cada segundo de su respiración.
Carente de amor, dada la impulsividad de esa mano larga, solicitó ayuda para
romper lazos y encontrar la codiciada libertad... A veces, me recordaba a mí.
ESTRELLA DE ÁNGELES BAMORE